Por Federico Fumiato | Concejal de Capilla del Monte | PSOL – Vamos Capilla
Esta nota pide ser leída como fue escrita: con una mano en el corazón. Despejemos por un minuto la sobreinformación y nos adentremos, de verdad, en el malestar actual. Un año distópico para las y los cordobeses. Si le contáramos a alguien de hace 50 años que hoy estaríamos viviendo un escenario como éste, sin dudas se espantaría y nos tomaría por locos. Y sin embargo, era previsible. No es ni más ni menos que la victoria del modelo de maximización del lucro por encima de la satisfacción de necesidades comunitarias. No podía terminar mejor.
Mientras veo el humo por la ventana, y al ritmo de sirenas, te quiero llegar al corazón rebelde. Y me inquieta saberme incapaz de rescatar en vos, en nosotrxs, las dolientes tradiciones de lucha que, en el mundo, nos siguen intentando despertar.
Según la Bolsa de Cereales de Córdoba, entre mayo y agosto de este año llovió la mitad de la media para ese período. Según el Servicio Meteorológico Nacional se espera un escenario de precipitaciones inferiores a las normales entre septiembre y noviembre, en tanto que el fenómeno meteorológico conocido como La Niña tiene más de un cincuenta por ciento (50%) de probabilidad de ocurrencia hasta fin de año. Según el Ministerio de Ambiente nos encontramos en el más seco de los últimos 65 años. ¿Que ya pasó, que son ciclos? Así es, hay ciclos en la naturaleza, un círculo anual de temporadas dentro de otros círculos que se repiten. Pero rompimos el círculo.
Los ciclos se autoregulan a partir del encuentro entre las corrientes de aire y lluvia con la cobertura boscosa. En un contexto demostrado de calentamiento global, donde las catástrofes climáticas aumentaron sin freno en los últimos 20 años, nuestra incapacidad para cuidar la casa común, es decir en Córdoba nuestro monte nativo del chaco semiárido es, para las generaciones que venimos y las que vienen, un crimen de lesa naturaleza: un ecocidio.
En definitiva, no hay nada que no nos hayan advertido. ¿Qué nos impide salir de esta inercia de victoria de los fondos de inversión privados sobre la vida de nuestras comunidades? La ausencia de un PLAN. Un plan de las y los cordobeses sensibles que ponga en valor la vida en su descripción más realista: la biodiversidad, los ecosistemas de los que formamos parte y que, como demostramos, regulan nuestro bienestar.
En los valles serranos, como en pocos lugares del mundo, se viene construyendo una contracultura a este modelo de ganancia sobre la vida. A este modelo alternativo al actual le llamamos Buen Vivir, para continuar una muy antigua pero eficiente tradición americana. Y tiene un precepto básico por el que te pedimos, desesperadamente, que luches con nosotrxs: el derecho de la naturaleza a existir bajo relaciones de equilibrio biológico, social, de género, sanitario, económico, político. Una serie de legisladores estamos trabajando para que la política que viene, en Córdoba, tenga este giro consciente que nos colme de esperanza, especialmente a las generaciones que llegan.