Por Pablo Tissera
Secretario General PSol Córdoba. Candidato a diputado nacional del Frente de Todos
Días atrás la ciudadanía argentina fue protagonista de un hecho de enorme significancia política para los intereses de las mayorías populares. Miles de personas se movilizaron a las plazas de todo el país, concentrándose en las grandes ciudades como lo hicieron en la Plaza de Mayo de la CABA o en Plaza Colón de la Ciudad de Córdoba, con una finalidad: apoyar el rumbo elegido democráticamente en el 2019, cuando Alberto Fernández y Cristina Fernández asumieron las riendas de un país con miles de argentinos y argentinas padeciendo la crisis social y económica provocada por la pandemia neoliberal.
Vivimos con mucha emoción y alegría encontrarnos militantes y ciudadanos en general ocupando las calles y plazas, después de tanto tiempo encerrados en lo que llamo un periodo de responsabilidad colectiva de la mayoría de los argentinos y argentinas ante la pandemia, desde aquel 20 de marzo de 2020, cuidando, por sobre todas las cosas, la vida de todas y todos.
Nuestra democracia de carácter representativa se desarrolla, se mejora y se fortalece a medida que se hace más participativa. Por ello, el protagonismo social en las calles es un modo muy argentino de democratizar la democracia del sufragio universal, una conquista de principios del Siglo XX. Movilizarnos y ocupar las calles es una manera que tiene la ciudadanía de expresarse, una forma de pararnos ante las injusticias, un camino para decir tanto lo que queremos como lo que no queremos, es un factor de poder que lo utiliza la comunidad cuando tiene la necesidad de decir, de proponer, de incidir.
Algo debe quedar claro, ese espacio que marca agenda si no es ocupado por el pueblo argentino será ocupado por la derecha a través de sus múltiples instrumentos hegemonizantes y coercitivos, incluso también saliendo a las calles como lo vivimos con las irresponsables y negligentes marchas anti-vacuna.
Vuelvo al pasado 17 y 18 de octubre, cuando sectores sociales, políticos, sindicales, junto a miles de ciudadanos salieron a decir #SÍ al proyecto nacional y popular. Se expresaron las mayorías ciudadanas como sujeto político, como factor de poder, oponiéndose a los grandes grupos económicos y mediáticos que tributan para los intereses de unos pocos y unas pocas. Fue un punto de inflexión, un respaldo que le da un gran envión a nuestro gobierno nacional y a las políticas públicas, tanto aquellas que va llevando adelante como así también las que va planteando y que consideramos necesarias implementar después del resultado electoral de las PASO.
Así, luego del espaldarazo ciudadano y acompañando el sentir popular, desde el gobierno nacional se aplicaron importantes medidas económicas y sociales que van en el sentido de profundizar el rumbo alentando la producción, el trabajo y la inclusión social. Muchas de ellas impactan directamente en el sector de la economía social, solidaria y PyME, como los créditos blandos a pagar a 15 años con 3 de gracia y a una TNA del 18%, o como la extensión de la línea 1 para cooperativas de trabajo, o el congelamiento de precios para más de 1.400 artículos, o el monotributo productivo.
A la derecha antidemocrática, antiintervencionista, tecnocrática, antiestado y liberal, que sirve a los intereses de unos pocos y unas pocas, el protagonismo popular le propone más democracia participativa, más Estado presente y regulador de la economía, más políticas públicas a favor de las mayorías ciudadanas. En la disputa de dos grandes proyectos de país en las elecciones de medio término, esta semana el pueblo movilizado y democráticamente le dijo #SÍ al rumbo elegido por el voto popular hace dos años, le dijo #SÍ al Frente de Todxs.