Por Eduardo Fernández | Diputado Nacional por Córdoba | Frente de Todos
Presidente del Partido Solidario Córdoba
Mientras se daban los cambios en el gabinete, el Gobierno nacional fue anunciando nuevas medidas económicas y sociales tendientes a apuntalar a los sectores más golpeados por la crisis. En ese marco, se plantearon políticas para fortalecer el trabajo y la producción, con incentivos que forman parte del compromiso asumido en 2019 con la población.
El debate que se dio en la semana posterior a las PASO aceleró la toma de decisiones, siempre partiendo de la discusión política y no cayendo en la bajeza de la chicana que caracteriza a Juntos por el Cambio cuando deben dirimir sus diferencias. Por ello, resultó exagerada la reacción, principalmente de los medios de comunicación del poder concentrado, que buscaron dramatizar la situación y estigmatizar a Cristina Fernández de Kirchner, que tras la carta que hizo pública, puso las cartas sobre la mesa en la discusión interna.
Es importante rescatar la voluntad de ampliar los canales de diálogo y de insertar a nuevos actores en los debates. En el objetivo de consolidar la unidad y de no perder a ninguno de los elementos que integran la coalición, la resolución fue rápida, no con un cambio de rumbo, sino a partir de una profundización del mismo.
Es necesario recordar que el debate interno tiene como objetivo mejorarles la vida a las y los argentinos y no hacer una corrección meramente electoral, como ha señalado la oposición sin demasiados argumentos, porque el único objetivo del Frente de Todos es que todas y todos recuperemos la dignidad.
Lo que nos pasa en Córdoba
Es claro que la elección nos ayudó a entender el momento social. Nuestro Gobierno nacional hizo una fuerte apuesta a través de medidas como el IFE o el ATP, fortalecidas por proyectos como el Aporte Solidario y Extraordinario y reformas impositivas a favor de trabajadores y PyMEs, que tienen características redistributivas. Sin embargo, no alcanzó.
La desigualdad se profundiza en un sistema que premia la especulación. Esa es una de las principales diferencias entre los modelos del Frente de Todos y el de las fuerzas opositoras más importantes. Por eso, la decisión de elevar el piso de Ganancias que alcanza a más de un millón de trabajadoras y trabajadores; el crecimiento del salario mínimo, vital y móvil por encima del 50 por ciento; el fortalecimiento de políticas destinadas al sector productivo; entre otras, buscan recomponer el tejido social desde abajo.
Contraria es la visión de algunos opositores, como Juntos por el Cambio o Hacemos por Córdoba. Con recetas que ya fracasaron, estos espacios han fortalecido en las últimas horas su alianza con los sectores concentrados de la economía. Por ejemplo, la fuerza del Gobernador Juan Schiaretti pide eliminación de retenciones y exige mantener el sistema judicial actual, ante la reforma que pretendemos realizar para hacerlo más transparente y más federal. En definitiva, busca sostener las políticas de privilegio sin pensar en los sectores medios y en los sectores bajos.
En esta línea insisto en que en la campaña hablamos poco de Córdoba. El centro de la escena fue ocupado por Juntos por el Cambio y Hacemos por Córdoba, que hoy comparten la misma agenda política. Es nuestro desafío afrontar los próximos comicios caminando el territorio y hablando de lo que nos pasa a las y los cordobeses, porque además de ser importante para estos comicios, será imprescindible de cara al 2023.