Por Eduardo Fernández
El C20 de Córdoba, una agrupación de cámaras empresariales que nació en 2017, irrumpió en las últimas horas con una campaña “en contra de las restricciones generadas por la pandemia”, a un mes de cerrarse listas y en plena discusión política sobre las elecciones legislativas de medio término. Este posicionamiento contó con la adhesión de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez).
Cabe recordar que el C20 nació, según indica en sus redes sociales, como un espacio para luchar en defensa de las PyMEs debido a la “compleja situación que atravesaban” en 2017, en pleno gobierno macrista, que aplicó las recetas que casual o contradictoriamente demandan a esta gestión.
Entre los pedidos realizados, con un discurso que tiene una base profundamente anti política e individualista, se reclama un ajuste en el Estado, partiendo del argumento de que el Estado está sobredimensionado, sin especificar en qué área. En ese marco, evidentemente eligen obviar el terrible ajuste que hizo el macrismo entre 2015 y 2019 y que provocó, entre otras situaciones, el cierre de decenas de miles de PyMEs en todo el país, la pérdida de miles de fuentes laborales, una alta devaluación e inflación, un gran aumento de los índices de pobreza e indigencia, y un crecimiento fenomenal de la desigualdad económica.
Todo ese combo, sumado al endeudamiento más grande de la historia, no puede menos que condicionar las políticas de este gobierno, que además tuvo que hacerse cargo de la gestión en medio de una pandemia. En este punto es clave destacar la visión reduccionista que tienen el C20 y Cartez, planteo que hago en función de que la solución que ofrecen para salir de la pandemia es “gestionar más vacunas”, como si eso fuera el elemento central para finalizar con una situación que no sólo trajo graves consecuencias en los colapsados sistemas sanitarios provinciales, sino que también dejó secuelas en la economía argentina y en la economía mundial.
“No podemos más”
Las organizaciones también reclaman por la reinstauración de las clases presenciales en todo el país, piden leyes que terminen con “la industria del juicio”, y le demandan a sindicatos y a los gobiernos que “acompañen en este proceso de profunda crisis”. Todo atado al argumento de que ellos ya hicieron su ajuste. No es menor recordar que durante la pandemia aumentó la brecha de desigualdad en el mundo entero.
La premisa del “No podemos más” que plantean, tanto en el documento difundido como en la cuantiosa campaña en la vía pública que realizaron, viene cargada de un sentimiento anti Estado y desmoralizante, que mira sólo la situación propia y que no es capaz de empatizar con otros sectores que también sufren esta histórica pandemia y que, desde nuestro punto de vista, deben ser prioridad para el Estado.
El C20 y Cartez, con todos los recursos que están invirtiendo en esta campaña, buscan instalar su visión de cómo debe ser la post-pandemia. Aquí se enfrentan dos modelos. Cuando plantean un ajuste en el Estado, el proyecto político del Frente de Todos responde con más inversión en salud pública, con más obras dinamizadoras de la economía para la generación de puestos de trabajo, con más apuesta a la industria y con una lógica tendiente a la recuperación solidaria con redistribución.
El debate sobre la post-pandemia nos necesita más unidos y unidas que nunca, porque no se ponen en juego algunos cargos o algunos nombres, sino la definición sobre el tipo de política que queremos y el modelo de sociedad que buscamos construir. Nuestra apuesta es la de un proyecto solidario, integrador y equitativo, que no deje a cordobesas y cordobeses afuera del sistema, sino que las y los integre en un proyecto de Nación que tome como eje la producción y el trabajo, para devolver la dignidad a los sectores populares y a los sectores medios.