Pobreza y reprimarización en Córdoba: el tiempo viene a su tiempo y va los frutos trayendo

05/11/2021
Pobreza

Por Equipo Económico del Diputado Eduardo Fernández

Los recientes datos de pobreza e indigencia se levantan como una declaración de malestar de la sociedad cordobesa en su conjunto. Según las estadísticas difundidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) la pobreza en Córdoba alcanzó el 46,6%, muy por encima del promedio general y el malestar laboral alcanzó el 57,7%, dando indicios de que la dinámica cordobesa está dotada de ciertas particularidades propias. Es objetivo de las siguientes líneas esbozar un diagnostico proveniente de un análisis productivo y ocupacional.

En reiteradas ocasiones comentamos sobre la transformación de la matriz productiva que se evidencia en los últimos años alentada por la gestión de Schiaretti y De la Sota bajo distintos rótulos, hoy encarnada por Hacemos por Córdoba. En la ultima década, la aceleración del modelo agroindustrial marcó dos tendencias claras: la desindustrialización y la reprimarización. En el gráfico 1 publicado en la galería de imágenes de esta nota se evidencia cómo la producción agropecuaria se impone año a año como el sector más relevante para la economía cordobesa, por sobre una matriz industrial en franco declive.

La transformación productiva de un sector por otro tuvo implicancias profundas respecto a la distribución y el empleo. El sector agropecuario se caracteriza por ser un bloque concentrado de poder económico con baja capacidad de generación de empleo, características que resaltan aún más en contraste con la industria manufacturera.

Según los datos relevados por el censo agropecuario de 2018, en Provincia de Córdoba, el 7% de los productores agropecuarios concentran el 49% de las tierras productivas. Esto se traduce en 1.217 productores que controlan 4.5 millones de hectáreas. Estos niveles de concentración son similares, aunque levemente superiores, a la de sus pares Santa Fe o Buenos Aires. Se evidencia entonces que, si bien existen altos niveles de concentración en las tierras productivas cordobesas, esta es una característica general del modelo productivo agropecuario en el país.

El problema ocurre cuando se planea y ejecuta un modelo de desarrollo basado en la producción primaria en desmedro de la producción industrial; esto ocurrió en la Córdoba de Schiaretti.

Si relacionamos el valor de la producción con la cantidad de trabajadores y trabajadoras empleadas obtenemos un indicador de la capacidad de generación de empleo de cada sector. La diferencia es abismal, mientras la industria genera 13 puestos de trabajo por cada millón de pesos producidos, el sector agropecuario genera 2.1 empleos.

Respecto a los salarios y a contramano de la teoría económica, el sector agropecuario presenta uno de los salarios mas bajos de la economía. Esto rebate el argumento de que la productividad del sector debería reflejarse en altos salarios, dado que el valor producido por cada trabajador/trabajadora es muy elevado y ampliamente superior al de la industria manufacturera. Sin embargo, la brecha entre ambos sectores fue de 58% hacia 2020 en favor de la industria.

La transformación de una matriz productiva industrial y diversa hacia una primaria y especializada, deja atrás miles de empleos de calidad y siembra terreno para la precarización y la pobreza.

Esto no ocurre de manera espontánea, sino que responde a decisiones de políticas que incentivan y desincentivan a determinados sectores económicos. Para dimensionar este aspecto vale la pena destacar que tan solo el fideicomiso para el desarrollo agropecuario puesto en marcha en 2020 tiene un financiamiento 10 veces superior a todo el presupuesto para la promoción industrial y supera ampliamente los fondos destinados a desarrollo social.

En este contexto en comprensible y hasta lógica la acérrima defensa que ensaya el gobernador Schiaretti al “campo”, bogando por una suspensión de las retenciones a los productores agropecuarios.

Enriquecer la matriz productiva y desconcentrar las riquezas del suelo es un imperativo de los años venideros para construir una sociedad justa y una vida digna.

 

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