Por Eduardo Fernández
El Día del Empresario Nacional se instituyó a instancias de un proyecto presentado por el diputado Carlos Heller en 2010.
“El empresariado nacional está preparado fundamentalmente porque su esencia es la de un nuevo tipo de empresario, integrado totalmente a la sociedad a la que pertenece y en la que actúa. Un nuevo tipo de empresario con visión, sentimiento y aspiración de país, que ha dejado muy atrás el peyorativo concepto de ‘patrón’ para tomar plena conciencia de la función social que debe cumplir”, supo decir Gelbard allá por 1973.
Resulta imprescindible retomar las ideas de quien presidiera la CGE y fuera ministro de Economía del último gobierno de Juan Domingo Perón, tal como lo hiciera la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en ocasión de la presentación de su libro “Sinceramente”, días antes de la constitución del Frente de Todos, un momento clave en la historia reciente de nuestro país.
Uno de los propósitos más importantes de Gelbard fue el de superar la dispersión de las y los pequeños empresarios, y en función de ello articular con el movimiento obrero y con el Estado para construir un modelo de país que fortalezca el trabajo y la producción. A esta acción la convocó con el nombre de “Pacto social” que plantea una economía regida sobre la base de acuerdos políticos.
Allí desarrolló la idea de que la productividad no era un fin en sí mismo, sino que debía ser el camino para fomentar el bienestar general. Buscaba de esta manera afianzar la independencia económica del país. Hoy volvemos a apelar a un entendimiento multisectorial para lograr acuerdos fundacionales en esta línea.
Tal como expresó esta semana Alberto Fernández, “Argentina necesita una nueva generación de empresarios que busque acuerdos y no diferencias y un Estado que potencie el desarrollo industrial para generar empleo”. Esa idea es la que sembró Gelbard hace algunas décadas, y hoy sigue vigente.
Una agenda PyME
Desde Apyme, organización empresaria que presido, venimos promoviendo debates con otras entidades con el objetivo de lograr una agenda MiPyME que proponga medidas en pos de una Argentina desarrollada, solidaria y soberana.
En primer lugar es fundamental profundizar los espacios de diálogo entre el sector y el Estado. Por ello es importante recuperar espacios como el Consejo Económico y Social que promovió Perón y donde el empresariado PyME nacional tuvo un rol fundamental.
Por otra parte se debe fomentar la competitividad pyme, el acceso al crédito y fortalecer el mercado interno. Esto se logrará a través de políticas públicas que regulen la formación de precios, que generen las condiciones para que las PyMEs inviertan y que continúen en la senda de poner plata en los bolsillos de la ciudadanía para que se vuelque en el mercado local.
Asimismo es necesario que haya una reforma tributaria progresiva, que, sin desfinanciar al Estado, construya condiciones más equitativas para la producción y para el apoyo a las PyMEs a partir de una nueva segmentación.
Por último, es imprescindible defender los recursos estratégicos y ponerlos al servicio de la comunidad. En este marco se debe atender por ejemplo a la política en materia energética, que debe tener un carácter soberano, y que nos permita entender a los recursos como bienes nacionales y sociales. También es prioritario defender a los institutos técnicos, a las universidades y articular más efectivamente con la producción.
Estos y otros temas son los que venimos proponiendo desde Apyme, con el objetivo de crear una agenda que nos permita armar la base de un proyecto más inclusivo que se traduzca en beneficios para nuestra población. El Gobierno ha retomado esa senda, y es clave que los diversos actores logremos la unidad para fortalecer el proyecto.